Corría el verano del año 2004 en la campiña inglesa, parecía un día normal de trabajo, la empresa de catering nos avisa de un evento y nos pregunta, a mi gran amigo Oscar (de Chile y con quién ya teníamos algunas travesías juntos) y a mi, si conocíamos más gente para trabajar ese día. En esos momentos, cuando estás viviendo la primera experiencia de intercambio cultural y afianzandote con el idioma, conocer nuevos amigos y sobre todo amigos latinos, puede marcar una diferencia impactante, no solo en lo laboral, sino también en temas sociales, estudios, y acompañamiento en momentos de flaqueza, entre otros.
Casualmente, habían llegado unas chicas de España, que, al igual que nosotros, necesitaban trabajar y soltarse con el idioma. Cuando hablamos con ellas acerca de lo que se esperaba del empleador y nuestra labor, le transmitimos lo que nos había comentado la empresa: “se trata de un servicio para una boda para 200 personas en The New Forest….”.
New Forest, en español “Bosque Nuevo”, consta de un hermoso parque nacional en el sur de Inglaterra, Reino Unido, una zona que a pesar de su nombre, data de 1709 y que cubre el sudoeste de Hampshire y parte del sur de Wiltshire. La misma, incluye grandes extensiones de brezales vírgenes, bosques antiguos y poblados pintorescos llenos de casas de campo con techos de paja.
Volviendo al tema del evento al que habíamos sido convocados, dentro de las habilidades que debíamos conocer y significaría un plus para ser contratados, se econtraba el Silver Service!
Para los que no saben, el servicio a la inglesa o servicio de plata, es una modalidad que requiere un entrenamiento y una destreza importante, sobre todo con fuentes demasiado grandes o soperas que generalmente pesan demasiado para sujetar con la mano izquierda.
Se trata de un servicio de mesa que se caracteriza por ser el ‘cabeza de familia’ (puede ser igualmente el jefe de mesa o un camarero elegido para la ocasión) en la propia mesa el que sirve las raciones a los comensales en los diferentes platos. Esto lo debe realizar empleando su propia cubertería para hacer el trinchado y distribución de la comida en los platos y lo debe hacer con la misma cantidad a todos los comensales. El camarero debe servir a cada uno de los comensales sentados siempre por la izquierda del comensal.
Haciendo esta aclaración, es casi inevitable que se te caiga una de esas tan resvaladizas papas cocktail (new potato) o un poco de gravy (salsa) en tus primeros servicios, donde los nervios te juegan malas pasadas. Resulta a su vez obligatorio como parte del entrenamiento y aprendizaje!
Si bien Oscar y yo contábamos con algo de experiencia, no sabíamos bien con qué nos ibamos a enfrentar, mucho menos nuestras nuevas amigas españolas, a quiénes intentamos explicar y tranquilizar con lo que se esperaba de nosotros. Para colmo de males, por el número de invitados (algunos de los que llegarían más tarde, no les miento, en helicóptero, y que se quedarían a pernoctar obviamente) la boda se realizaría en una carpa gigante en el medio del campo, por lo cual se podrán imaginar la logística y el montaje de este gran evento (ver imagen de Marquee).
Ese día debíamos llegar temprano, cosa que hicimos con la movilidad. Mientras armabamos las mesas y realizabamos el set up, vimos en la lista de invitados un nombre que nos llamó la atención: Norah Jones!
Como comprenderán, estabamos bien ilusionados, a medida que avanzábamos la expectativa crecía. El lugar se impone, Somerley House, es una gran casa de campo inglesa catalogada como georgiana de grado II* que está situada en la parroquia civil de Ellingham y Harbridge con Ibsley en el distrito de New Forest en Hampshire.
Aquella jornada prometía ser una experiencia única y enriquecedora. Los nervios y la anticipación se mezclaban en el ambiente mientras nos adentrábamos en los detalles finales. No podíamos evitar sentirnos honrados y emocionados por la oportunidad de participar en un evento tan especial en un entorno tan mágico como The New Forest.
A medida que la boda se desarrollaba en la magnífica carpa al aire libre, rodeada por la belleza natural del bosque, nos sumergimos en la ejecución de nuestro papel en el servicio de mesa Silver Service.
La presencia de Norah Jones, una artista de renombre internacional, añadía un toque especial a la ocasión. Saber que estábamos sirviendo a alguien de su calibre artístico y talento musical, nos inspiraba a esforzarnos aún más en brindar un servicio impecable y asegurarnos de que su experiencia fuera inolvidable. Además de la emocionante presencia de Norah Jones en la lista de invitados, la sorpresa aún no había llegado a su fin. Mientras continuábamos con el montaje y preparativos, nos enteramos de que entre los ilustres asistentes se encontraban los legendarios integrantes de la icónica banda Queen, Bryan May y Roger Taylor.
La noticia me dejó sin aliento, estaría a punto de servirle champagne a los miembros de Queen, una de las bandas de rock más influyentes y exitosas de todos los tiempos! La idea de servir a músicos de tal calibre añadía un nivel extra de emoción y responsabilidad a nuestra labor. No había que perder la cordura! A pesar de los nervios y la ansiedad que todos compartímos, nos sentíamos muy afortunados de ser parte de este equipo y de estar involucrados en la realización de una boda tan especial para uno de sus amigos.
El momento crucial finalmente llegó. La carpa estaba elegantemente decorada, las mesas estaban meticulosamente dispuestas, y estábamos listos para recibir a los invitados. A medida que los asistentes comenzaron a llegar, sentíamos una mezcla de emoción y anticipación. Otros invitados ilustres llenaron el lugar con su presencia, hubo hasta banda de rock en vivo y gospel, lo cual no hizo más que añadir un aura de prestigio y emoción al evento.
Nuestro entrenamiento en Silver Service demostró ser invaluable, ya que nos permitió brindar un servicio impecable y sofisticado a los invitados, siguiendo cada detalle y protocolo con cuidado. A pesar de la presión y los desafíos que enfrentamos, el evento resultó ser un éxito rotundo, con deliciosa comida y un servicio excepcional en medio de un entorno verdaderamente impresionante. Eso sí, no pude evitar preguntarle a Roger Taylor si le apetecía algo más…. en un par de ocasiones. Would you like some more dessert?
Al final de la noche, mientras observábamos a los invitados disfrutar de la música, la comida y la compañía, nos sentimos satisfechos y orgullosos de nuestro trabajo. Habíamos contribuido a crear un día inolvidable para todos los presentes, incluidos los famosos músicos que habían sido parte de nuestra experiencia.
En retrospectiva, aquella jornada en el New Forest se convirtió en mucho más que un simple evento de catering. Fue una experiencia que nos cambió, nos unió, nos permitió hacer nuevas amistades y nos dejó recuerdos imborrables. Además, la oportunidad de servir a personas tan influyentes en el mundo del entretenimiento nos dejó una lección valiosa: no importa cuán grande sea la fama, todos comparten momentos especiales que merecen ser celebrados de manera única y significativa.
Además, no solo habíamos adquirido habilidades en el servicio y mejorado nuestro dominio del inglés, sino que habíamos experimentado un verdadero intercambio cultural y establecido conexiones duraderas con amigos de diferentes partes del mundo. Nos ha enseñado que las oportunidades pueden surgir en los momentos más inesperados, y que enfrentar nuevos desafíos con valentía y determinación puede llevarnos a vivir experiencias inolvidables y enriquecedoras.
Así que sigamos explorando, creciendo y compartiendo momentos inolvidables con aquellos que cruzan nuestro camino.
Así concluye esta historia de un día extraordinario en la campiña inglesa, donde la música, la comida exquisita y la camaradería se unieron para crear un evento que quedará grabado en nuestra memoria para siempre. El día en el conocí y pude servirle champaña a la Reina de Inglaterra y que hizo que todo brillara aún más intensamente en el hermoso escenario del New Forest.
¡Que viva la amistad, la superación y la pasión por descubrir nuevos horizontes!
Hasta la próxima travesía!
Diego M.